Después de haber analizado con detenimiento la política
Socialista que sigue este Gobierno y por declaraciones de varios funcionarios
del régimen, tal es el caso de la Presidenta de la Asamblea Nacional en la que
supo manifestar en una de sus poquísimas intervenciones en el pleno, el siguiente
extracto: “compañeras y compañeros en nuestra historia pocos han tenido mucho y
somos mucho los que no tenemos nada, hay que virar la tortilla de que los
pobres coman pan y los ricos mierda, mierda como lo canta el grupo insumisión,
estamos librando esta batalla, que es una batalla geopolítica entre dos modos
de ver en el mundo”. Esta será la manera de ver el mundo de los
ROBOLUCIONARIOS, se ve que no es pan lo que ahora comen sino más bien BANQUETES
me hace acuerdo a las historias contadas en aquellas épocas del Imperio Romano
donde el contraste
con la austeridad de la dieta de la plebe romana, que intentaré describir, con la
dieta de los privilegiados, la cual se distinguía por su abundancia, la enorme
variedad de sus componentes y el alarde de su presentación, concebida
evidentemente para sorprender a los invitados con su inagotable fantasía.
La fiesta de celebración por el cumpleaños de la Ministra de Defensa María Fernanda Espinosa Garcés este 7 de septiembre, al ver las siguientes fotografías donde se hace alarde de esa ostentación manifiesta
dando a los alimentos las formas más sorprendentes, como: Inia
geoffrensis del Amazonas esculpido en hielo, que parece volar
como un Pegaso, caparazones de cangrejos asimilando pozuelos para servir la
gramínea de un color resplandeciente, camarones de exportación que solo se los
ve por televisión, trozos de carne de cerdo cortados en mil formas, exquisitos
quesos para el más selecto paladar, etc. Todo el mundo conoce el banquete de
Trimalción, descrito por Petronio en el Satiricón, que ha llegado hasta
nosotros a través de la pantalla grande. No es mi intención ocuparme aquí de
los banquetes romanos, ni del comportamiento de los comensales, tan sólo de
comparar la doble moral con la que se manejan los padres de la patria, de aquel
la patria grande de la cual balbucean sin saber el por qué?
Olvidando aquellas palabras
de que ahora nosotros comamos pan, debo confesar mi admiración por la habilidad
de esta gente que dice que antes no tuvo nada, para ahora tener de todo, pero
sólo para aquel privilegiado círculo íntimo de aduladores y borregos serviles;
me imagino que ustedes amigos lectores jamás en su vida podrán comer ese pan de
nuestros respetables funcionarios que hoy se enriquecen y disfrutan de los
placeres a costa de nuestro dinero.
Sin duda habrá uno que otro
moralista perteneciente a las filas de la ROBOLUCIÓN, que dirá cualquier
epíteto para tratar de desprestigiar mis palabras, tratarán de hacerles creer
cuanta miseria humana existe en lo que digo, lo que jamás censurarán en cambio
será el banquete de los poderosos. Deberían pensar como Séneca, quien a pesar
de sus riquezas llevaba una vida muy frugal, censuraba a sus contemporáneos por
no buscar más que lo que era escaso y de gran precio. Lo superfluo se hace
necesario cuando se tiene dinero a mano, decía. Para Séneca, las necesidades
fundamentales se reducen a no tener hambre, ni sed, ni frío (“Non esurire, non
sitire, non algere”) y estos ROBOLUCIONARIOS son todo lo contrario, en sus ojos
todo lo que les brilla es el signo del dinero y para colmo el dinero mal habido.
Cosas de la ROBOLUCIÓN.
Bueno y para terminar con
los BANQUETES al más puro estilo de la ROMA Imperial, no podía faltar el licor,
la música y quién sabe qué más? espero haya servido en algo este análisis, simplemente
para reflexionar en estos tiempos de abundancia. CON INFINITO AMOR
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